
El doctor Campello proyectó llevar el regadío a la finca, suponemos que mediante un pequeño acueducto o mediante una bomba elevadora, pero para ello era imprescindible previamente la nivelación del terreno y su aterrazamiento, con el fin de que una vez llegase el agua, pudiera distribuirse mediante acequias por gravedad en toda la propiedad.
D. Manuel Campello Antón estaba casado con Asunción Ibarra Santamaría, hija de D. Aureliano Ibarra Manzoni, el que tanto estudió y defendió la historia de la ciudad y el que tantas veces excavó en La Alcudia en busca de antigüedades, que dibujó y recogió con esmero en su obra ya citada Illici, su situación y antigüedades. Asunción Ibarra como heredera de la colección de antigüedades de su padre, hizo que se cumpliera su voluntad y las vendió al Museo Arqueológico Nacional con el fin de que no fuesen dispersadas y pudieran enaltecer la historia de Elche desde la capital de la nación.
Es por esto por lo que el doctor Campello, conocedor de los hallazgos que se producían en la finca y quizá esperando encontrar nuevas piezas, aleccionó al capataz y a los trabajadores de La Alcudia para que, en el caso de tropezar con alguna piedra labrada, algún suelo de mosaico, o simplemente unas cerámicas, se andasen con cuidado y extrajesen lo encontrado causándole el menor daño posible; y para que en el caso de encontrar algo que ellos creyesen de importancia por su tamaño o su belleza, le avisaran a fin de que él mismo decidiera.
Francisco Vives, "La Dama de Elche en el año 2000. Análisis tecnológico y artístico", Ed. Tilde. Valencia.
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