20080821

La Peineta

Planteamos dos posibilidades para esta pieza. Una de ellas se refiere a una peineta, semejante a las que en la actualidad se utilizan, y la otra, a cierto tipo de casco que cubre la cabeza.
En el extremo posterior de la cabeza se ajustaría una peineta, que suponemos de hueso o de algún metal precioso. Estaría dispuesta casi verticalmente, con unos pocos grados de inclinación. El borde superior es redondeado y describe una curva levemente apuntada que desciende hacia los lados. La superficie frontal es cóncava, pudiendo tener algún tipo de adorno, calado o repujado, con ciertas semejanzas a las peinetas que se utilizan en la actualidad.
Esta peineta se colocaría sujeta por su peine a un moño situado en la parte occipital de la cabeza.
Sin embargo, debemos reseñar que en descripciones anteriores de la Dama se propone que el tocado de la cabeza estaría acabado o reforzado con algún tipo de armazón unido al cuello y a los hombros, como cita Estrabón:
“También podrían tenerse como formas bárbaras los ornamentos de algunas mujeres, ornamentos que describe Artemidoros. En ciertas regiones –dice– llevan collares de hierro con garfios que se doblan sobre la cabeza, saliendo mucho por delante de la frente; en estos garfios pueden, a voluntad, bajar el velo, que al desplegarlo por delante sombrea el rostro, lo que tienen por cosa de adorno. En otros lugares se tocan con una pandereta redondeada por la parte de la nuca y ceñida a la cabeza por la parte de las orejas, la cual disminuye poco a poco de altura y anchura. Otras se depilan la parte alta de la cabeza, de modo que resulta más brillante que la frente. Finalmente, otras se ciñen en la cabeza una pequeña columnilla de un pie de altura, alrededor de la cual enrollan sus cabellos que luego cubren con un manto negro…” (Estrabón III, 4, 17 en GARCÍA Y BELLIDO, 1980b).
Sobre esto García y Bellido hace la siguiente consideración:
“El tympánion parece aludir a las ruedas, y el stylískon sería la armadura que explicase, por ejemplo, el alto y cónico tocado de las damas del Cerro de los Santos. Los collares de hierro con garfio saliente por encima de la frente no solo parecen una variante del stylískon, sino que explican la armadura que podía hacer llevadero y en equilibrio estable el pesado ornamento de la Dama.” (GARCÍA Y BELLIDO, 1980a).
Nosotros consideramos que tal armadura a modo de andamiajes añadiría más peso al ornamento y restaría movilidad a la mujer que lo llevase, creando una incómoda rigidez. No es este el momento de cuestionar la traducción de estas palabras de Estrabón, lo haremos en el próximo capítulo, al tratar de los rodetes.
Existe una pieza a la que se ha denominado portatiaras en un intento de relacionarla con las palabras de Estrabón. Procede de la necrópolis de Arcóbriga en Zaragoza y consiste en un hierro de 33 cm de longitud acabado con una horquilla en cada extremo. El hierro tiene 0,7 cm de grosor y está deformado por la acción de la incineración para su enterramiento. En cada extremo posee un agujerito cuya utilidad se piensa que es para atar. Los de un extremo para pasar un cordón y atarlo al cuello, y los del otro para atar el manto (AGUILERA , 1916).

Francisco Vives. "La Dama de Elche en el año 2000. Análisis, tecnológico y artístico". Ed. Tilde. Valencia.