20100325

Estratigrafía y situación de la pieza

No existe ni un solo dibujo del momento del hallazgo o de los meses siguientes que ilustren la estratigrafía del lugar. Los estudios serios comenzaron con D. Alejandro Ramos Folqués en 1935. Este investigador haciendo caso omiso de lo que otros habían dicho sobre el estado de agotamiento del yacimiento, consigue los permisos necesarios y comienza la excavación sistemática de la finca de La Alcudia. En pocos años consigue establecer su estratigrafía y la cronología relativa de los diversos estratos. Sin embargo, las labores agrícolas habían hecho mella y en ciertas zonas era realmente difícil la obtención de datos.
Este autor publica en 1965 dos esquemas referidos a la zona del descubrimiento de la Dama de Elche.
El primero de ellos es un plano de La Alcudia muy somero en el que se marcan con un pequeño círculo el lugar del hallazgo; con unas cruces, los lugares en los que se encontro un torso de guerrero y un fragmento de dama entronizada; con un rayado vertical indica otras excavaciones (seguramente se refiere a las realizadas con anterioridad al descubrimiento de la Dama de Elche); y con unos rectángulos alargados y rayados, las excavaciones de Albertini y Vives de 1905 y 1923, respectivamente.

El segundo corresponde a una sección Este-Oeste del yacimiento justo en la zona del descubrimiento de la Dama de Elche, mediante una línea discontinua se muestra la superficie de la finca en 1891, antes de la nivelación emprendida por el doctor Campello y, mediante un trazo continuo el resultado de esta nivelación. Se ha producido un aterrazamiento del terreno formado por grandes zonas prácticamente llanas, pero con una ligera pendiente, aptas para el cultivo y óptimas para el desalojo del exceso de agua de lluvia, y taludes verticales que las separan de algo más de metro y medio de altos. En uno de ellos marca el emplazamiento de la Dama de Elche. Este talud, marcado con las letras A-A’, lo dibuja en alzado y entre la linea A correspondiente al nivel agrícola superior y la A’correspondiente al inferior, sitúa, mediante marcas, los hallazgos que corresponden de Sur a Norte a: cabeza de guerrero, anforita, jarra, vaso, busto y tronco de guerrero. El busto corresponde a la Dama de Elche.
Como se puede apeciar, son pocos los datos de los que se disponen para establecer una estratigrafía a la que situar a la Dama.
Por otro lado este autor, como ya hemos dicho, consiguió una estratigrafía para todo el yacimiento, pero nos interesa en particular señalar la de una calle descubierta junto al lado Sur de la basílica paleocristiana, que sigue un trazado recto Este-Oeste. En ella se descubren cinco pavimentos consecutivos que se pueden fechar con mucha seguridad atendiendo a los paralelismos encontrados en la zona de la basílica.

Estos pavimentos son los siguientes: el primero de grava y arena con bordillos de piedra y una anchura total de unos 4 metros, fechable en la primera mitad del siglo IV d.C.; el segundo, a 20 cm de profundidad con respecto al anterior, estaba formado por gravas, mantenía la anchura de la calle y se puede fechar entre mediados de siglo I y mediados del siglo III d.C.; el tercer pavimento situado a 26 cm más abajo estaba formado por arcilla endurecida, la anchura de la calle disminuía en 30 cm, y puede fecharse después del año 40 a.C.; el cuarto pavimento se encuentra a 24 cm del anterior, la calle disminuía su anchura en 70 cm también de arcillas endurecidas aunque en la zona próxima a la fachada del templo ibérico –subyacente a la basílica– estaba empedrada con fragmentos escultóricos de estilo similar al de la Dama de Elche, fechable a finales del siglo III a.C. y, por último, un quinto pavimento de arena pisada, situado a 40 cm bajo el anterior, que mantenía la anchura de la calle del pavimento anterior, es decir de 3 m se puede fechar en la segunda mitad del siglo VI a.C.
Hemos descrito la estratigrafía de esta calle por varias razones. Si seguimos su trazado rectilíneo hasta conseguir cruzar La Alcudia en dirección Este llegaremos al lugar del hallazgo de la Dama de Elche. Lo que permitirá emitir la hipótesis de que si los fragmentos escultóricos que empedraban el cuarto pavimento son coetáneos a la Dama de Elche, podríamos fecharla con cierta aproximación. Más adelante veremos cómo se utilizan estos fragmentos escultóricos para intentar encontrar la filiación de la Dama en cuanto al tipo de material y cantera de procedencia.
La datación de esta pieza ha sido controvertida durante años. P. Ibarra opinó que no debía ser anterior a la fundación de la ciudad de Illici. Schulten creyó que las esculturas ibéricas procedían a lo sumo de principios del siglo V a.C. y que la Dama debió ser tallada el 430 a.C. Pierre Paris y S. Reinach la dataron del siglo V a.C. basándose en los rasgos de su fisonomía y el plegado de sus paños, acusaba el influjo de la escultura griega. T. Reinach, basándose en el estilo, creyó que era del 500 al 450 a.C. Mélida la atribuyó a fines del siglo III a.C. García y Bellido consideró a la Dama obra digna de serlo del siglo V a.C., pero no creyó que se hubiera hecho antes del IV y acaso del III, incluso en publicaciones posteriores rectificó su opinión y la situó a mediados del siglo I a.C. Sin embargo, es Alejandro Ramos el que logra establecer la estratigrafía del yacimiento, asignando la Dama al estrato F que data entre finales del siglo V y el tercer cuarto del siglo III a.C. A. Ramos se basó en el pavimento de restos escultóricos de la calle citada anteriormente. Hoy en día se sitúa en el denominado periodo Ibérico Clásico, aunque precisiones aportadas por su factura y por su ornamentación, la colocan entre los últimos años del siglo V y la primera mitad del siglo IV a.C.
Sobre la posición que ocupaba en el momento del hallazgo tenemos el relato del propio muchacho que la descubrió. Años más tarde relató el momento y contó muchos detalles que pueden ser de gran utilidad.
Se encontraba en posición normal, un poco ladeada hacia atrás y hacia su derecha. La cara estaba dirigida hacia el sureste en dirección a la localidad costera de Santa Pola. Se hallaba sobre dos losas de piedra de cantería. La parte delantera la tenía cubierta de tierra, que se desprendió fácilmente del rostro y del pecho, mientras que los lados y la espalda estaban rodeados por losas iguales a las de la base, en número de seis, dos detrás y dos a cada lado. Formaban una especie de hornacina alrededor de la Dama.

Alejandro Ramos publicó en 1945 un dibujo de cómo podría haber sido la posición de la escultura en el momento del hallazgo, tomado del relato de su descubridor, Manuel Campello Esclapez.
Hoy en día se piensa que fue introducida de forma deliberada en un hoyo preparado al efecto, junto a la muralla de la ciudad y coincidiendo con el final de la calle antedicha, de cara al paramento interior de la muralla y protegida por losas. Posiblemente tuviera otras sobre su cabeza. Entre la Dama y la hornacina que la rodeaba se había rellenado con arena de playa muy higroscópica. En el momento del descubrimiento las piedras de la muralla habían sido expoliadas hacía ya tiempo para ser utilizadas en edificios de la moderna ciudad de Elche, lo que explicaría la falta de protección en la parte delantera.
Los motivos de este escondite son oscuros. Lo único cierto es que se quiso preservar la estatua de algún peligro, de alguna destrucción, y de hecho se consiguió. Sólo volvió a ver la luz 2.400 años después.

Francisco Vives. "La Dama de Elche en el año 2000. Análisis, tecnológico y artístico". Ed. Tilde. Valencia.