La Dama de Elche, como escultura de un busto humano, debe ceñirse, en cierta medida, a los cánones anatómicos. Sin embargo, de todos es sabido que la estatuaria ibérica está lejos de parecerse, por ejemplo, al canon clásico. Es por ello por lo que intentaré trazar una forma básica inicial para que la comprensión del volumen que ocupa en el espacio sea mejor.
La forma general se aproxima, con algunas reservas, a la del triángulo. Si la miramos de frente lo primero que percibimos es cómo, partiendo de una base ancha, el perfil se reduce al llegar a los hombros, volviendo a reducirse hasta los rodetes y, por último, cerrándose en la parte alta de la cabeza; al observarla se intuye una forma de triángulo isósceles, cuya base es el lado más corto.
Si miramos la Dama por uno de sus laterales, el efecto triangular es más acusado. En este caso y también partiendo de la base ancha, podríamos trazar una línea vertical por su espalda y una oblicua siguiendo la inclinación del pecho hasta que ambas se encuentren sobre la parte alta de su cabeza. Ahora el triángulo que aparece es rectángulo, en el cual se halla el cateto menor en la base, el cateto mayor, en la espalda y la hipotenusa, sobre el pecho.
Si pudiésemos verla desde arriba la figura que ahora intuiremos se aproximaría más a un trapecio, pues a pesar de tener la base un perfil prácticamente elíptico, la zona del pecho no es tan ancha como la de la espalda. Dicho trapecio tendría su base menor en el pecho y su base mayor en la espalda.
No hemos dicho nada de los rodetes, esas dos grandes ruedas que flanquean el rostro. Pues bien, creo que, si hacemos corresponder a un cilindro el volumen que comprenden ambas estructuras y la cara de la Dama, habremos acertado de lleno. De lado veríamos una de sus bases circulares y de frente, sólo un rectángulo.
En general podríamos decir, quizá toscamente, que la Dama de Elche intenta ocupar el volumen de una figura geométrica irregular, que describiríamos como el de una pirámide de eje oblicuo y de base en forma de trapecio, en la que la altura de la misma coincide con la apotema del triángulo de la espalda. Además, esta figura llevaría incrustado un cilindro que correspondería a la zona de los rodetes.
Quizá podamos acercarnos más al volumen si en lugar de una pirámide utilizamos un tronco de cono algo especial. Si consideramos que la base es una elipse cuyo diámetro mayor va de brazo a brazo, y que podemos trazar otra elipse más pequeña sobre la cabeza cuyo diámetro mayor va de la cúspide de la Dama a la frente, y ambas están unidas por una superficie, tendremos una especie de tronco de cono irregular, y como los centros de las elipses no coinciden en la vertical, será oblicuo. Además, esta figura también llevaría incrustada un cilindro que correspondería a la zona de los rodetes.
A partir de esta forma geométrica podemos obtener aproximadamente el volumen de la Dama de Elche que sería de 30,400 cm3. Y tomando como densidad de la roca 2,7 g/cm3 podríamos deducir su peso que resulta ser de unos 82 kg, cifra que no se separa demasiado de los 80 kg que pesa, según dice J. Maciá (1980). Esto significa que si admitimos un peso de 320 kg para el bloque original extraido de la cantera, el resultado final pesa sólo la cuarta parte.
Francisco Vives. "La Dama de Elche en el año 2000. Análisis, tecnológico y artístico". Ed. Tilde. Valencia.
Actualización: En la página web del Museo Arqueológico Nacional, en las colecciones en red, en la ficha de la Dama de Elche, nos informa de que su peso es de 65,08 kg (13/12/2014)
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